TS ha considerado que los riders de empresas como Glovo o Deliveroo son, en realidad, falsos autónomos alegando, entre otros motivos, que la empresa es quien establece la forma de prestación del servicio, su precio y forma de pago, además, de que estos trabajadores prestan sus servicios dentro del ámbito de organización de trabajo de la empresa y se encuentran sometidos a su dirección.